viernes, 23 de octubre de 2020

Un año después... Jagaaaaaan (II)



Testing Manga 90 - Jagaaaaaan - 23 de octubre de 2018
Un año después... Jagaaaaaan - 23 de octubre de 2019
 
Por mis anteriores entradas ya sabéis cuál es mi opinión sobre este manga. Sin embargo, tengo que concederle algo a Jagaaaaaan, y es que es tremendamente regular. Desde muy pronto mostró sus cartas y se ha mantenido todo este tiempo con su esencia inicial intacta. Jagaaaaaan es gratuito, es burdo, es evidente. Pero, a la vez, no pretende ser lo que no es y va de cara. Es esta virtud con la que intento justificar que lo sigo leyendo e incluso que disfrute un poco con él de vez en cuando. Ya me gustaría que otros mangas fueran así de sinceros con el lector.

SPOILERS

La muestra más evidente de que esta serie no trabaja para nada lo sutil es el uso que le da a los hermanos oruga. Por si acaso no eres capaz de interpretar su caída al abismo por el acoso que sufrieron en el instituto, se nos presenta un flashback que no deja ninguna duda de lo desgraciados que fueron y lo malo malísimo que es Bandou, el cabecilla de los gamberros. Se ve que enseñarnos al chaval obligando a los dos críos a comer barro no le pareció lo suficiente claro al guionista para hacernos entender lo malo que es, así que sin pudor ninguno hace que se cargue a los padres de uno de ellos. Así es Jagaaaaaan. De igual manera, tras perder las orugas su combate contra SKAT y que por un momento pareciera que Bandou había ganado, se nos dice que terminó perdiendo todo el éxito que había cosechado a partir de ser un mal tipo, incluida su familia. El manga no te da margen para valorar de ninguna forma las consecuencias de los actos de nadie, apostando por darte bien mascadita toda resolución.

La narrativa no trata de manera muy diferente al tipo dentro de Airi-chan. Podemos leer todo lo que piensa, sin que podamos interpretar nada de lo que le pasa. Una vez Roba-kun es historia, es él el encargado de brindarnos las escenas de sexo tan injustificadas como necesarias para mantener el listón erótico que la obra había puesto en sus inicios. Su trama apenas ha coincidido con la de Jagasaki y compañía de manera tangencial, así que podemos suponer que al viaje de Airi a través de la lascivia y la lujuria aún le falta bastante recorrido.
 
En Deader Land nos encontramos con un tipo calvo capaz de crear clones de quien le dé la gana, lo que provoca que Mikazuchi traicione al grupo al reencontrarse con su hijo renacido. Como la serie es tan evidente, es cuestión de tiempo que se dé cuenta de que matar personas no es la opción moralmente correcta, por mucho que eso le proporcione estar junto a una recreación de su hijo, y se rebele contra su nuevo jefe. Tras ello, Jagasaki es acusado de los asesinatos de Deader Land, provocando su ruptura con Bell al verse incapaz de garantizar su seguridad estando junto a él. En la tele han dicho que es el culpable y, si lo dice la tele, será que es verdad. Tanto es así que incluso sus superiores no hacen nada por impedir que se difunda una información falsa que compromete a uno de sus agentes. Ahora tenemos a un Jagasaki que va por libre, más decidido y más violento. Matando fracturados, como ya hacía antes, sí. Pero ahora más.
 
Jagaaaaaan en el último año...

Se mantiene

Nota para Ruff: 5

jueves, 8 de octubre de 2020

Un año después... One punch-man (VII)

Testing Manga 22 - One punch-man - 27 de septiembre de 2013
Un año después... One punch-man - 29 de septiembre de 2014

Un año después... One punch-man (II) - 29 de septiembre de 2015
Un año después... One punch-man (III) - 6 de octubre de 2016
Un año después... One punch-man (IV) - 8 de octubre de 2017
Un año después... One punch-man (V) - 8 de octubre de 2018
Un año después... One punch-man (VI) - 8 de octubre de 2019

No sé qué decir de One punch-man que no haya dicho ya todos estos años. El nivel se mantiene mes tras mes y el dibujo sigue impresionando aunque llevemos ya más de un lustro viendo las impresionantes dobles páginas de Murata con su retocado digital característico. Los gags de Saitama y King casan a la perfección con los momentos más serios de puras batallas que nos están dejando últimamente Tatsumaki, Genos y compañía, dejándome al final de cada capítulo tan satisfecho como esperaba estarlo cuando lo empiezo a leer. Ahora sí parece que estamos en el clímax de la saga, pero me lo paso tan bien que no pienso demasiado en lo que pasará, sino en lo que voy leyendo.

SPOILERS

Si destaca por algo lo que hemos visto en el último año, es sin duda el enfrentamiento entre Tatsumaki y Psykos, la personalidad detrás de Gyoro Gyoro. Tirando de uno de los recursos del shonen más clásico, vemos como la principal enemiga va transformándose en un ser cada vez más gigantesco y grotesco contra el que Tornado del Terror tiene que emplearse a fondo. Siguiendo con las bases del shonen, vamos presenciando de manera constante cómo cada una de las dos combatientes supera en un momento dado a la otra, lo que lleva a la rival a obtener un poder extra, e invertir las tornas para repetirse entonces al contrario. Así hasta que Genos se une a la contienda y empiezan los ataques a escala planetaria y dimensional. Todo ello con Murata dejándose el alma en cada una de las páginas, demostrando que sus pinceles nunca bajan un ápice el nivel. Me encanta, sobre todo, la viñeta en la que Tatsumaki retuerce a Psykos mientras hace el gesto de escurrir un trapo.

La chiquilla termina afectada por un excesivo uso de poder y Psykos aprovecha para escapar, lo que trae a escena a otros héroes que estaban desperdigados por la ciudad, como Tanktop Master o Drive Knight. Este último habla en cierto momento de que existe un traidor en la asociación de héroes, centrando sus sospechas en Bofoi, el piloto de Metal Knight. Sus argumentos tienen sentido, pero algo me huele mal del propio Drive Knight. No sé si sus ansias por analizar a los enemigos derrotados, o lo rápido que desvía la culpa hacia Bofoi, pero no acabo de fiarme. ¿Veremos a Blast aparecer próximamente? Quizás podamos extraer alguna certeza de su aparición.

La intervención de Tatsumaki, sacando a los héroes de la base de los monstruos, salva varios enfrentamientos que se mostraban muy favorables para los villanos. Entiendo que esa superioridad era debido al emparejamiento planeado por Psykos, y que tras cambiar las parejas de baile, casi todos serán vencidos con relativa facilidad. Me ha sorprendido que ONE siga manteniendo a Rover en liza, levantándose tras un puñetazo de Saitama. Lo celebro, ya que he disfrutado mucho sus momentos contra Fubuki y los dos viejos. Ese escape de la base también salvó de la derrota a Superalloy Darkshine, que básicamente ha servido de sparring a un Garou que vuelve al ruedo tras pasar un tiempo inconsciente. No estoy seguro de qué pasará con Garou. Al ver la rendición en los ojos de Darky, decide no rematarlo y una vez más llevar a pensar que no es realmente malvado. El elemento disruptor que este personaje supone en la trama es para mí lo más interesante de la saga, ya que la batalla entre la asociación y los monstruos no deja de seguir un esquema clásico en este tipo de mangas, por muy divertido que pueda ser. Garou es la llave para poder ver algo distinto, y estoy seguro de que no defraudará. Hasta ahora, One punch-man nunca lo ha hecho.

Y mientras ocurre todo esto, seguimos con el trío Saitama-Flashy Flash-Manako correteando por el subsuelo. La vagoneta se ha estrellado y ahora lo que les ocupa es mover unas piedras para salvar al rubito de un derrumbamiento. Todo lo que están haciendo es irrelevante, sí. Pero cómo me estoy riendo.

One punch-man en el último año...

Se mantiene

Nota para Ruff: 8

martes, 6 de octubre de 2020

Testing Manga 104 - Yū Yū Hakusho


Publicación: 20 de noviembre de 1990 - 12 de julio de 1994
Autor: Togashi Yoshihiro
Género: Batallas, sobrenatural, humor
Volúmenes: 19

Urameshi Yūsuke es el típico delincuente de instituto más preocupado por enfrentarse a bandas rivales que por cualquier otra cosa. Por ello, sorprende a todo el mundo cuando muere salvando a un niño de ser atropellado por un coche. Ese acto heroico le supondrá la oportunidad de volver a la vida, trabajando como fantasma para hacer el bien a los demás. Gracias a los poderes que adquirirá en sus encuentros sobrenaturales, terminará convirtiéndose en un detective espiritual para resolver los problemas del más allá.


TESTING GENERAL

Llevaba muchos años queriendo leer Yū Yū Hakusho, pero por una razón u otra, no me había puesto a ello. Recientemente pude hacerme con la versión en papel que editó Glénat en España, actualmente descatalogada, y por fin pude conocer a fondo la obra previa a mi querida Hunter x Hunter. Siendo más pequeño ya había podido ver varios capítulos del anime cuando lo echaban en televisión, por lo que era consciente del tipo de serie que era y su carácter mucho menos ambicioso que la actual obra de Togashi. Mi mente estaba preparada de sobra para el homenaje al shonen de los 90 que se le venía encima. Y así fue. 

Yū Yū Hakusho es un manga hijo de su tiempo, que encajaba como anillo al dedo en la Shonen Jump de hace treinta años. Iniciándose casi a la vez que Slam Dunk, presentaba un protagonista muy similar a Sakuragi Hanamichi. Un adolescente descuidado en los estudios, al que le encanta pelearse con otros gamberros, que esconde un gran potencial en el destino de su serie y un gran corazón. Y una tendencia muy natural al suceso cómico. Estaba demostrado que ese patrón funcionaba. Los primeros capítulos de Yū Yū Hakusho son excesivamente simples, muy apoyados en la parte humorística y sin plantear más allá de lo anecdótico alguna que otra batalla. No tarda demasiado en cambiar y convertirse en un manga en el que los combates lo van a ser todo. Ganan tanta fuerza que todo lo que ocurre alrededor puede considerarse una excusa para presentar batallas. Unas batallas, por otro lado, frescas y dinámicas que se alejan de la contemporánea Dragon Ball, en la cual un enemigo daba lugar a varios años de enfrentamientos y múltiples escaramuzas infructuosas. Yū Yū Hakusho apuesta por los encuentros breves y numerosos entre distintos personajes, siendo algo más laxo en cuanto su a duración, por supuesto, con los enemigos finales.

No voy a hacer de menos ni una de las abundantes virtudes de Yū Yū Hakusho, que a excepción de por su injustificable final, considero una serie imprescindible en el género de batallas y pilar del shonen tal y como lo conocemos ahora. Sin embargo, creo que hay que tener muy en cuenta su época para poder leerla por primera vez en 2020 y apreciarla de verdad. Las tramas que dan lugar a las sagas son excesivamente simples, las batallas son tan cortas en su mayoría que no dan lugar a la emoción, y sus personajes carecen de profundidad alguna. Casi todo lo que nos muestra ha sido replicado y mejorado en los mangas actuales, empezando por su sucesora espiritual Hunter x Hunter, que toma varias de sus ideas a medio perfilar y termina de darles forma, como los "territorios" de los médiums que se adaptaron a las habilidades nen, o los propios personajes, que uno a uno pueden identificarse entre los protagonistas de ambas series. Si hubiera visto su anime con diez años, estoy seguro de que la nostalgia me haría considerar la obra de una manera muy diferente, como me pasa con tantas otras. Pero no habiendo sido el caso, en todo momento me sentía leyendo algo notablemente entretenido, pero con un freno en la calidad que hasta unos años después no podía verse superado. Por la propia concepción del manga, por el público del momento, por el enfoque de Togashi, o por lo que sea. Una buena serie atrapada por su contexto.


TESTING CON SPOILERS

Escribo este testing con muchas dudas sobre lo que estoy exponiendo. Como ya he comentado, mi visión de Yū Yū Hakusho es la de un manga simple, pero efectivo entre la audiencia de la época. Esos puntos que hoy en día a mí se me quedan a medio camino son los que la hicieron triunfar en los 90, y quién soy yo para ponerlos en entredicho. Pero mi situación me ha llevado a leer este manga en 2020, con treinta años, y muchos cómics a mis espaldas. Así que, con las consideraciones oportunas, esta es mi opinión sobre la obra.

No creo que sea polémico apuntar que a la historia le cuesta arrancar. El primer planteamiento de Togashi es el de arcos cortitos, de un par de capítulos de media, donde el humor juega el papel más importante. No es hasta que Yūsuke se establece como detective espiritual y empieza a manifestar sus poderes cuando el factor de los combates empieza a ganar peso, entrando de lleno en ese ambiente en la saga del torneo para hacerse el heredero de las artes de Genkai. Kuwabara ya es en ese momento un aliado más y poco después se establece el grupo principal junto a Kurama y Hiei, donde se puede decir que comienza verdaderamente la parte fuerte de la serie. Como protagonista, Yūsuke funciona de forma estupenda, aunque quizás en ocasiones absorba demasiada atención. Hiei establece una rivalidad de poder con él que nunca llega a ser real, ya que Yūsuke no deja de conseguir aumentos de fuerza que dejan atrás en un suspiro a sus compañeros. Por esa razón y por esa actitud en la que nunca deja claro sus verdaderos sentimientos por el grupo, Hiei no llega a gustarme tanto como a la mayoría del público. Además, casi nunca se le ve al cien por cien de sus capacidades por algún gasto de energía anterior, dando la impresión de que el guión lo frena constantemente. Kurama es mucho más estable en cuanto a actitud y poder, y Kuwabara me parece el más divertido del equipo. Sus combates suelen ser además los más entretenidos debido a la versatilidad de sus poderes y su personalidad más abierta.

Ese dinamismo en las batallas tan característico en la serie se aprecia de primera mano en el Torneo Oscuro. Ya sólo por su origen, participando Yūsuke y compañía por una razón tan simple como que han sido invitados, deja claras las intenciones detrás de este evento. Enfrentamientos clásicos, a muerte, con trampas, con normas impuestas sobre la marcha, EL DUELO A MUERTE CON CUCHILLOS, y todo lo que vaya surgiendo es bien acogido en esta saga. Queda para el recuerdo de los fans la batalla final de Yūsuke contra el menor de los Toguro, sobre todo en el anime. No puedo decir lo mismo en lo personal, ya que debido a mis circunstancias ya mencionadas en cuanto a mi concepción de este manga, no ha llegado a impactarme como lo habría hecho habiéndolo leído en el momento ideal. De cualquier forma, sé apreciar el buen material cuando lo veo, y ese combate es mandanga de la buena para cualquiera que esté iniciándose en el shonen. Si tengo que ponerle algún pero, lo hago a los power ups de uno y de otro lado que van sucediéndose cada pocas páginas.

La saga del antiguo detective espiritual es seguramente la que más me ha gustado y diría que la mejor del manga. No es que en esta ocasión el guión haga maravillas, pero se observan entre los rivales unos poderes mucho más originales que los que habíamos tenido hasta la fecha, dando lugar a resoluciones muy diferentes. Esas habilidades, algunas pasando a formar parte del grupo protagonista, nos dejan nuevas maneras de pelear, de encontrar información y de afrontar las situaciones que ayudan a sentir la sensación de cambio respecto al arco anterior. Siendo Kuwabara el personaje al que más me gustaba leer, agradecí un montón la adquisición de la capacidad de atravesar las dimensiones con su espada haciéndole clave en el conflicto.

Y llegó el arco final. Togashi planteó en ese momento lo que parecía la saga definitiva, mostrando a los tres soberanos del inframundo y llevando al lado de cada uno a Kurama, Hiei y Yūsuke. En ese momento ya se puede apreciar cierta prisa por preparar el terreno, acelerando ese punto de partida y con un salto temporal para volver a presentar un torneo, esta vez con una importancia real para dominar el mundo de los demonios. Pero si en esa preparación ya se notaba un ritmo acelerado, lo que vino después superó la velocidad de la luz y rompió la barrera del entendimiento. Las batallas apenas tendrían duración, todo tenía una pinta demasiado casual, y el combate de Yūsuke contra Yomi se saldaría sin ver su final. Un demonio cualquiera resultó vencedor pasando por alto cualquier enfrentamiento interesante que pudiera haberse producido, terminando todo como un enorme gag que aún tenía pendiente la puntilla para convertirse en uno de las peores conclusiones que ha habido en un manga. Ese punto final sería el de enlazar varios capítulos sin ninguna conexión con la historia, algunos de ellos con una duración de dos o tres páginas, en lo que parece puro relleno para poder sacar un volumen extra que los incluyera.

¿Qué pasó realmente para que todo terminara así? En este punto se gestó la leyenda de Togashi y sus extraños hábitos respecto a sus mangas, ahora orientados hacia los parones, pero que en ese momento dejaron unas sensación extrañísimas en cuanto a la dirección de su obra. ¿En qué momento se cansó de su propia historia? Si tuviera que apostar, diría que la última saga, viendo cómo aumentó el ritmo narrativo desde su inicio, la hacía ya por obligación. Lo que nunca sabremos, de ser así, es si fue una obligación autoimpuesta o por presión de la editorial. O quizás no fue capaz de llevar a tal duración su primera serialización larga y todo se le desmoronó. ¿Y esos últimos y ridículos capítulos? No he visto el anime, pero según he podido ver, redondeó un poco esa resolución tan precipitada y mostró combates que en el manga no se vieron, además de saltarse ese relleno posterior. Una gran decisión.


VALORACIÓN

Dibujo: 6. No es la mayor cualidad de la serie. Notable en las secuencias de acción, pero poco destacable en general salvo cuando Togashi quiere crear una viñeta impactante.
Línea argumental: 6. No pretende más que ir enlazando entre arcos de la forma más básica. Incluso dentro de las sagas tampoco tiene mayor peso.
Personajes: 7. No profundiza demasiado en ellos, pero encajan muy bien en el tipo de serie que se plantea.
Duración: 6. El combo de la última saga a cámara rápida junto con el bochornoso final no deja en muy buen lugar la planificación de la obra.

Nota para Ruff: 6

Siempre me queda una sensación extraña al escribir sobre mangas de hace tanto tiempo. La narrativa evoluciona, los lectores nos hacemos mayores y sin la nostalgia de haberlos leído de niños es difícil hablar sobre lo que se supone que se debía haber leído en otra época. Lo mismo me ocurre cuando estoy inmerso en la lectura, esforzándome por tener siempre en mente el contexto del momento original. Sé que habrá gente a la que mi consideración le importará un bledo y no aceptará mi opinión, pero espero que haya otra que entienda mis esfuerzos por encontrar el equilibrio entre lo que fue disfrutar de la serie en su momento y lo que supone entrar en ella ahora. En cualquier caso, aquí debajo tenéis una cajita de comentarios para insultarme y quedaros a gusto. Os animo a utilizarla.