Publicación: 9 de septiembre de 2009 - 9 de mayo de 2014
Autor: Oshimi Shuzo
Género: Instituto, thriller psicológico
Volúmenes: 11
Kasuga Takao es un estudiante algo introvertido y gran amante de los libros. Vive perdido en sus mundos y siempre acompañado de su ejemplar favorito: Aku no Hana (Las Flores del Mal), una recopilación de poemas de Charles Baudelaire. Un día, a Kasuga se le olvida su libro en el instituto y tiene que volver a buscarlo. Allí se encuentra con la ropa de gimnasia de Saeki Nanako, la chica que le gusta, tirada en el suelo del aula, la cual no puede evitar recoger y oler. Al escuchar un ruido y con miedo de que le pillaran en tal situación, Kasuga se guarda la ropa de Saeki y sale corriendo de clase. Al día siguiente se forma una gran conmoción en el colegio y todo el mundo habla del pervertido ladrón. Con la mente puesta en evitar ser descubierto, Kasuga se encuentra Nakamura Sawa, la compañera sentada en el pupite detrás del suyo, quien le revela que le vio llevarse la ropa. Así comienza el chantaje al que es sometido Kasuga y que le llevará a replantearse toda su vida.
TESTING GENERAL
La premisa de Aku no Hana es algo extraña. Siempre había escuchado que era un manga bastante oscuro y que transmitía mal rollo. Sin embargo, cuando lees su inicio y ves el eje desde el que se desarrollan los hechos, todo parece bastante infantil. No deja de ser un robo de ropa, por mucho que el autor quiera exagerarlo. Si no fuera porque Japón y el manga presentan un submundo de perversión muy particular, no me creería que por mangar una camiseta y un pantalón pudiera montarse la que se monta en esta serie. Pero eso sólo es el principio.
A partir de un hecho bastante tonto, la obra comienza poco a poco a teñir las acciones de los personajes de un tono turbio. En los primeros tomos son varias las veces en las que paré de leer súbitamente mientras en voz alta decía "¿Pero qué narices...?". Por mi mente pasaban otros autores que me habían transmitido una sensación así, como Asano Inio o Hanazawa Kengo, pero a su vez de una forma distinta. Diría que el elemento diferenciador de Aku no Hana reside en la simpleza del escenario, en la mencionada absurdez desde la que se plantea. Tanto es así que según iba leyendo pensaba en cómo podría continuar la historia en un panorama en el que robar unas bragas se considera el más grande acto vandálico.
Y lo más importante: engancha. Engancha mucho. Aproximadamente la primera mitad del manga es un no parar de reacciones de malestar provocadas al lector. Pero un malestar bien creado, sin sobrepasar en ningún momento la línea que te haría querer dejar de leer. Una sensación negativa soportable precisamente por esa atmósfera infantil que rodea la historia y que te deja de forma constante con la curiosidad sobre lo que pasará después. En algunas ocasiones incluso cruza la barrera de lo sexual provocando una incómoda excitación que te hace pensar si no estarás tú tan mal de la cabeza como su autor. Es posible que sí, y que por eso sigas leyendo hasta el último de los once tomos. Ya en la segunda mitad, el tema se relaja un poco. La trama cambia notablemente y se orienta hacia algo más tranquilo, aunque sin perder la esencia. Si a eso le sumamos que el listón de lo turbio se había quedado cerca de ser insuperable, el final de la obra es una balsa de aceite.
Con todo ello, el manga cosechó bastante éxito en su publicación y fue llevado al anime, como otros tantos. No tendría sentido mencionarlo si su adaptación hubiese sido habitual, pero ni mucho menos. Usando la técnica de animación conocida como rotoscopia, el estudio Zexcs produjo una serie de estética rompedora que encajaba genial con el tono de la historia. El diseño de personajes no encajaba tanto, eso sí. Por ello no tardó en aparecer un enfrentamiento entre fans y detractores de esta controvertida decisión, de la que se pueden encontrar buenas muestras en internet. Animo a todo el curioso con el tema a buscar tanto imágenes como comentarios sobre ello. La verdad que choca bastante ver a la agresiva Nakamura con ese aspecto deformado.
TESTING CON SPOILERS
Como he comentado, la primera parte del manga, con los personajes en la misma clase, es la clave de éste. Cuando empieza y ves el típico amor platónico de Kasuga hacia Saeki no te imaginas cómo va a acabar todo ello. Saeki parece una chica normal, inalcanzable, y finalmente acaba absorbida por la espiral de locura desatada por Nakamura. Podría decirse incluso que es la más afectada por ella. Sorprende que acceda a salir con Kasuga, pero más aún la transformación que le lleva a prácticamente violar al protagonista en la escena más fuerte de la obra. Después de ver la página en la que ella reconoce haber tenido sexo con Kasuga mientras la sangre resbala por sus piernas estuve un rato sin leer y mirando a la nada. Buen golpe al cerebro.
Nakamura empieza como una presencia extraña que llega a causar hasta rechazo. Me daba pena ver cómo Kasuga acababa haciendo todo lo que ella decía. No entendía por qué no decidía prenderle fuego a la ropa negando todo lo que Sawa pudiera decir. Cuando avanzó la historia sufrí el mismo proceso que él y terminé deseando que pasara de Saeki y corriera hacia Nakamura. Quería ver qué podían hacer, hasta dónde podía llegar su imaginación y alcance de su perversión. Hasta me decepcionó un poco lo que prepararon finalmente en el festival de verano. Aunque el suicidio venía muy bien para lo que sucedería después en la historia, no era lo que me hubiera gustado que hicieran.
Tras el salto temporal llegó Tokiwa. Si ya me parecía irreal que Saeki le hiciera caso a Kasuga, mucho más me lo pareció que lo hiciera la nueva chica. En un proceso de estos que hay que creerse, acaba saliendo con un Kasuga que soluciona todas las situaciones mirando hacia un lado y contestando monosílabos en voz baja. Todo termina bien y es la chica elegida para acompañar al moreno a lo largo de su vida, con el que hasta tiene hijos. La declaración en la cafetería, con el novio mayor delante, es seguramente lo mejor de la segunda parte del manga. Increíble que saliera de allí sin un par de tortazos.
Realmente no tengo mucho más que comentar en la parte de spoilers. Lo importante de este manga es cómo sucede todo por encima de qué sucede. He ido repasando un poco los personajes y finalizo con el reencuentro entre Kasuga y Nakamura de los últimos capítulos. Pese a lo importante que era volver a ver a la desencadenante del caos, creo que no se hizo de la mejor manera y su efecto fue algo reducido. Al autor le pudo el final feliz y no llegó a más. En ese momento deseaba que hubiera dejado a Tokiwa y volviera a rendirse hacia nuestra sádica-chan. Es lo que pasa cuando lees este manga, que ya empiezas a ver el mundo lleno de flores del mal.
VALORACIÓN
Dibujo: 7. Es bastante básico e incluso simple, más acentuado si reparas en el tipo de manga que es. Sería curioso ver qué hubiera sido de todo con un arte más complejo, aunque la tranquilidad en él que aporta el autor proporciona una interesante sensación de contraste.
Línea argumental: 8. No tiene un comienzo especial y realmente el argumento no cambia mucho. Por encima de éste se posiciona el tratamiento de las acciones y las reflexiones de los personajes. Un buen ejemplo de que una historia no tiene por qué crecer desde la trama, sino que los sucesos son los que la hacen crecer.
Personajes: 9. Tres en un inicio al que se suma un cuarto al final, con esporádicas intervenciones de secundarios. Son muy pocos para una obra de once tomos, pero no necesita más. Todos tienen su papel e incluso siguen sorprendiendo pese a haberlos visto tanto, sobre todo Nakamura.
Duración: 8. Como he comentado, la segunda parte del manga no es tan adictiva como la primera. No creo que le sobren muchos capítulos, pero sí que su conclusión se alarga demasiado y podría haberse hecho de una forma más compacta e impactante. De todos modos, sigue estando bien.
Nota para Ruff: 8
Un manga no apto para todo el mundo. Aquellos con algo de sensibilidad y que le causen rechazo las situaciones al límite de lo moral no creo que puedan disfrutar de él. O puede que sea justo al contrario, y que al abrir las fronteras de su mente saboreen aún más estas páginas teñidas de incomodidad. Lo que es seguro es que Aku no Hana no dejará indiferente a nadie que se sumerja en su lectura. Cada uno sabrá y averiguará si lo hará desde el gozo o la repulsión. Os animo a descubrirlo.