Publicación: Noviembre de 1999 - Abril de 2008
Autor: Harold Sakuishi
Género: Música, seinen, slice of life
Volúmenes:34
Tanaka Yukio "Koyuki", de 14 años, tiene una vida como la de cualquier estudiante de su edad hasta que su fortuito encuentro con un extraño perro. De pelaje remendado y de nombre Beck, resulta ser la mascota de Minami Ryuusuke, un chico algo mayor que Koyuki con una gran habilidad a la guitarra. Maravillado ante él y el mundo musical que le muestra, Koyuki empieza a tocar la guitarra en el camino que le llevará a ser parte del mejor grupo de rock jamás existido: BECK: MONGOLIAN CHOP SQUAD.
TESTING GENERAL
He flipado con Beck. Me ha parecido una pasada de manga. No estoy seguro de si lo que cuenta está realmente a la altura de lo mucho que me ha gustado, pero me ha envuelto completamente en su ambiente musical y no he podido parar de leer hasta que me lo he terminado. También digo que un tiempo antes había visto su anime, que creo que aporta un valor extra a la posterior lectura del manga. Quizás también pasa en el orden inverso, pero a mí me ha encantado ir cantando mentalmente (o no) las canciones de la serie cuando se las leía al grupo. Canciones que me tengo bien sabidas, porque he quemado a base de bien la OST en youtube. Buenos temazos, tanto los cantados por Chiba como por Koyuki. Y varios del resto de bandas.
Más allá de la música, Beck plantea la evolución del grupo y las vivencias de sus integrantes. Muy centrado en Koyuki, como es normal, el manga también nos muestra los problemas de otros miembros y cómo afecta ésto a su amistad y sus actuaciones. Si bien es verdad que la serie se narra desde un enfoque realista, las acontecimientos tienen gran parte de fantasía en su desarrollo. Además, algunas reacciones de los personajes rozan lo infantil en muchas ocasiones de una manera un tanto ridícula. Pese a cualquier pega que pueda sacarle a la obra a lo largo de todo este texto, no cambiará que ha sido uno de los mejores mangas que he leído nunca.
TESTING CON SPOILERS
Uno de los alicientes del manga bajo mi punto de vista son los momentos impactantes que logra crear a lo largo de sus volúmenes. No son muy numerosos, pero cuando se produce uno de ellos, es de los que dejan huella. Ya desde el principio, la participación de Koyuki en el concierto secreto de Dying Breed me parece uno de esos momentos. Algo más tarde llega la legendaria actuación de Beck en el Greatful Sound, con el inicio en solitario de Koyuki y la incorporación de sus compañeros uno a uno. Este es sin duda mi favorito, aderezado con ese I've got a feeling versionando a los Beatles. Y otro de los más espectaculares es el concierto final en el festival de Inglaterra tocando Devil's Way. Los pelos de punta.
Me gusta la evolución de Koyuki a lo largo del manga. Realmente, es el único de los personajes a los que se le ve cierto cambio desde que todo comienza. El resto se mantienen bastante estables en su papel, más allá de alguna reacción puntual diferente. Quizás al que se le da más importancia es a Chiba con su rivalidad con Koyuki. Rivalidad totalmente comprensible en mi opinión, ya que cada vez son más las canciones que interpreta el chaval y en las que Chiba se queda sin hacer nada. Por mucho que alaben al rapero por su comunión con el público, es con Koyuki con el que todo el mundo flipa y se rinde ante su voz. Sí que me parece que la forma de actuar de Chiba durante todo este embrollo es un poco absurda y el autor se ha pasado con su comportamiento, poniéndome bastante nervioso. Celebré mucho que al final todo se arreglara, lo pasaba muy mal con el grupo resquebrajado.
Ryuusuke también ha gozado de su etapa de rebeldía, con sus contantes viajes y problemas hasta que volvió a hacerse con Lucille. Igual que me pasaba con el tema de Chiba, no aguantaba nada bien esta situación. Por suerte, con Saku y Taira no llegó a haber problemas de esa índole. Aunque cuando Ran le hace el lío a Koyuki con las fotos con el ánimo de separar a la banda, Saku dio un poco la lata. Creo que las reacciones a todo eso fueron demasiado exageradas, pero al menos todo pasó rápido. Taira ni eso. Es un personaje raro, no tiene demasiada presencia pero logra hacerse su hueco y que se le coja cariño.
Otro de mis grandes dilemas en la serie ha sido todo lo referente a Maho. Tan pronto parece una tía genial como la odias con todas tus ganas. Al pobre Yukio lo traía por el camino de la amargura, pero peor me ha tenido a mí. Yo en su lugar viendo lo loquita que tenía a la chica de gafas no sé si hubiera aguantado las tonterías de la morena. Pero esto es un manga y el protagonista tiene que ser bueno. No hay lugar para más.
Críticas, peros, odios... Que no os engañen mis palabras. Simplemente se me hace más fácil hablar de lo que no me ha gustado que, en este caso, de lo que sí. Porque no es como si pudiera decir que Beck me ha gustado por una razón u otra. La verdad es que no soy capaz de describirlo y quedarme contento con el resultado. Su ambiente algo cruel, las referencias musicales, el constante crecimiento de la banda frenado por todos los baches habidos y por haber, las nuevas canciones, los conciertos... Sin una historia atrapante, sin incógnitas, sin un desarrollo complejo... Muchas veces algo te engancha y sabes lo bueno que te parece, pero no siempre eres capaz de explicar la razón. Tal y como en la música.
VALORACIÓN
Dibujo: 7. Inicialmente es bastante flojo, pero poco a poco el autor lo mejora hasta encontrar un estilo decente. Con todo, consigue un gran efecto en los conciertos.
Línea argumental: 7. Sencilla y sin alardes. Seguimos a la banda y su camino hasta el estrellato.
Personajes: 8. Sencillos pero carismáticos, con una gran capacidad de hacer que te encariñes con ellos.
Duración: 8. Hacia la mitad de la serie se me llegó a hacer un poco larga. Puede que acortar algunos tramos hubiera venido bien al producto final.
Nota para Ruff: 10.
Dan igual las notas en cada aspecto individual, da igual lo malo que se pueda decir de él. Mi valoración de este manga encaja perfectamente con lo que Mongolian Chop Squad pregona en sus directos. No tienen a los mejores componentes individualmente, su actitud no es la más adecuada y el inglés de su cantante es deficiente. Pero qué gustazo da oírlos tocar. O leer cómo lo hacen. Qué más da.