Testing Manga 68 - Yuragi-sou no Yuuna-san - 30 de abril de 2017
Un año después... Yuragi-sou no Yuuna-san - 30 de abril de 2018
No pocas veces, hablando de algunos mangas, me he quejado de su estilo de capítulos autoconclusivos reclamándoles más contenido argumental. Yuragi-sou no Yuuna-san apenas se había centrado en su trama y ha sido en este último año cuando ha empezado a introducir arcos con un notable avance en su historia. "Ya no tendré que conformarme solamente con sketches de desnudos y comedia", pensaba. "Justo lo que necesitaba", decía. Pero la realidad es caprichosa y no ha podido dejarme más asombrado al descubrir que no me interesa en absoluto el desarrollo argumental de la serie. Inexplicablemente, soy mucho más feliz con los capítulos sueltos que con las sagas repletas de información. Con esto no quiero decir que estén mal ni mucho menos. De hecho, me parece que le aportan valor a una obra que no tenía apenas puntos reseñables. Por mi parte, supongo que he aprendido a disfrutar la lectura de este manga desde la perspectiva más simple posible y no necesito añadir nada más para esos cinco minutillos que me entretiene semanalmente. A veces es difícil entenderse uno mismo. Por cierto, sigo siendo team Sagiri, aunque la balanza se decanta cada vez más por Chisaki.
SPOILERS
Entre las varias sucesiones de episodios autoconclusivos hemos tenido tres arcos con cierto desarrollo argumental en los que vale la pena pararse. El primero de ellos es el relativo a Makyouin Ouga, maestra de Kogarashi y sexta Yatahagane, y la identidad de Yuuna. La fantasma se confirma como Tenko Genryuusai y clon de Tenko Mahoro, hija del fundador del clan Tenko Byakuei. Tras un inicio de saga en la que Ouga parecía la mala, pasamos a una gran batalla contra Byakuei en la que Yuuna y Kogarashi hacen gala de sus nuevos poderes. Los arrepentimientos de esta última tendrán que esperar, ya que tiene muy claro que está muy a gusto en la posada junto al harén de Fuyuzora. La que sí se ha ido es Ouga, aunque dejando un gran legado. Ah, y Chisaki por fin consigue ver espíritus.
El segundo arco nos lleva al matrimonio pactado de Sagiri, el cual me gustó bastante más dada mi predilección por la ninja Chuuma. Sin salirse demasiado del cliché, su prometido era el exageradamente malvado Yoinozoka Shakuhito, que junto al jefe del clan pretendía debilitar a los miembros del Yuragi-sou como objetivo final. Kogarashi aparece para interrumpirlo todo y vemos a Sagiri más radiante que nunca, con nuevas habilidades y sus sentimientos claros por fin, por mucho que le cueste exteriorizarlos. No podía faltar la tsundere de turno entre las pretendientes del protagonista, que por mucho que fuera algo predecible, ha valido la pena aunque sea por haberla visto con esa sonrisa.
El último de los mencionados arcos es el de la visión del futuro de Chisaki. En él, Yuuna ascendía al cielo tras la victoria en una guerra contra los Yoinozaka y Chisaki ganaba su propia batalla por el amor de Ko-kun tras quedarse éste sin poderes. Renunciando a su felicidad particular por el bien común de sus amigas, termina utilizando la información de la premonición para evitar la guerra y destruir sus opciones de revivir ese futuro. Terminamos la saga viendo a la persona responsable de mostrar las visiones, Ryuuzen, hablando con alguien sobre lo bien que ha salido el plan que tenía en mente. Mal para mí, ya que esto significa más tramas y menos capítulos de enfrentamientos con pistolas de agua.
Nos quedamos ahora con los miembros del Yuuragi-sou de vuelta a su infancia en lo que parece una artimaña de Shakuhito para atacarles mientras están indefensos. Ya ha atacado a Urakata, uno de los personajes de los que se habla poco pero que se mueve muy bien en el plano cómico, sobre todo porque se ríe de todo y eso siempre está bien.
Yuragi-sou no Yuuna-san en el último año...
Se mantiene
Nota para Ruff: 5